Lo que gusta y no gusta de la pornografía

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Phillip Hodson, de la British Association of Counselling and Psychotherapy, señala que la pornografía “tiene un efecto inmediato en el cuerpo, la mente y la psique humanos, así se desapruebe lo que se ve”. Y en el caso de las mujeres, explica el psicoterapeuta, “éstas pueden sentir que su cuerpo les dice sí, a pesar de que su mente les esté diciendo no, y eso puede ser desagradable”.


Quizás por ello, más del 70% de las mujeres consultadas por un estudio de la revista Glamour mantiene en secreto el hecho de disfrutar del porno como parte de sus hábitos sexuales.

 

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¿Por qué las mujeres ven porno?


De acuerdo con Hodson, existen 7 motivos por los que las mujeres recurren a la pornografía:


1. Por curiosidad. La desnudez y el acto sexual siguen siendo un tabú y las imágenes X representan un buen desfogue.


2. Para masturbarse. Ellas también son propensas a autosatisfacerse y es allí donde la pornografía cumple su gran fin.


3. Para aprender. Muchas recurren al sexo en Internet para aprender nuevas posiciones o prácticas cuando les aburre la monotonía de las relaciones con su pareja.


4. Para comparar. Las mujeres no sólo quieren ver qué tan bien o mal está su físico frente al de sus congéneres, sino que confrontan a sus hombres con los que ven en la red.


5. Para complacerse mejor. Ver la pornografía que les gusta a sus parejas, les permite conocer más de sus preferencias eróticas.


6. Por anatomía. Para muchas el pene conlleva miedo y desconocimiento. La pornografía les permite informarse de su variedad de formas, tamaños y funcionamiento.


7. Por el embarazo. Durante este periodo, muchas se vuelven adictas a la pornografía, al parecer por la descarga hormonal propia de su estado.

 


Escenas que excitan a las mujeres


Meredith Chivers, de la Universidad de Toronto (Canadá), investigó las diferencias entre hombres y mujeres ante los estímulos sexuales. Las voluntarias de su estudio observaron varios modelos de imágenes: parejas haciendo el amor, hombres desnudos haciendo deporte, mujeres desnudas y también bonobos y chimpancés copulando al sol entre ramas y hojarasca. Las participantes tenían que pulsar una barra de la computadora para indicar lo que les parecía excitante. Por otro lado, un pletismógrafo vaginal medía el aumento de la presión sanguínea de la pared del útero y del flujo. Según Meredith, las mujeres se excitaron físicamente con las imágenes de hombres y mujeres, tanto heterosexuales como homosexuales, haciendo el amor. También con los videos de bonobos copulando. Las mujeres solo reconocieron excitación sexual ante las imágenes de parejas. Para los hombres, sin embargo, excitación mental y genital son la misma cosa.


Un buen número de mujeres también fueron sensibles a las escenas lésbicas o a la de mujeres masturbándose. Así se explica que, si bien las mujeres consumen el porno que se les ofrece (de iniciativa masculina, principalmente), prefieren el rodado por mujeres porque atienden a sus propias necesidades.

 

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Rechazo de la pornografía tradicional


Las razones esgrimidas por las mujeres para rechazar parcialmente las escenas pornográficas o sentirse avergonzadas por el material producido principalmente por hombres son:


• la falta de argumento
• la repetición
• las situaciones ridículamente inusuales (como esas mujeres que hacen el amor en la cama desnudas, pero con zapatos de tacón alto puestos)
• la masturbación femenina casi exclusivamente vaginal
• el olvido del clítoris.


Hay otras situaciones consideradas vejatorias (como las escenas donde las mujeres esperan tranquilamente a que los hombres les eyaculen sobre la cara) que hacen que la mujer no se sienta “identificada” en las escenas del porno “tradicional”.

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